domingo, diciembre 09, 2018

Maratón de Valencia 2018

El domingo pasado corrí mi maratón número 37. Un mes después de haber corrido en Nueva York, y con una recuperación sólo regular, en el calendario estaba la maratón de Valencia, una estupenda maratón que además tiene el aliciente de que me permite ver a familia y amigos.

Este año la maratón batió record de inscritos con 22.000 (casi 20.000 llegados al final). He de decir que si bien la carrera brillo con una organización excepcional, la recogida de dorsales fue un completo desastre (impropio de una maratón gold de la IAAF). El crecimiento de inscritos hizo que en las horas puntas la Ciudad de las Ciencias se quedará pequeña y se saldará con largas colas (en mi caso casi 2 horas entre la recogida del dorsal y la bolsa).

El día del maratón, rutina pre maratón, y a las 7 había quedado con mi hermano.En la puerta del hotel la organización había habilitado lanzaderas hasta la salida (un gran punto de la organización con los corredores) y de allí a los roperos donde había quedado con un montón de buena gente.

Con Fran y mi hermano


Con buenos amigos desde tiempos del colegio

Con Yigal y Javi

La verdad que no tenía un estrategia muy clara de lo que quería hacer, para colmo la noche anterior me había hecho un pequeño esguince de rodilla (como en Milan!) y sólo el voltarén hacía que el dolor desapareciera. Mi hermano quería acercarse a los 3:30 tanto como fuera posible así que mi decisión fue tratar de acompañarlo a ritmo de 3:30 tanto como pudiera y luego dejarme llevar.

Ya en el cajón de salida
Salida y pronto a ritmo, los cinco primeros kilómetros los dolores en la rodilla eran importantes pero paulatinamente desaparecieron (hasta el lunes que volvieron con renovadas energías). Una de las grandes ventajas de Valencia es que los acompañantes te pueden ver fácilmente en  muchos sitios, y si a eso le añades muchos familiares haces que la animación sea constante. Kilometro 11, Pilar mi hermana y dos de mis sobrinos. Kilometro 16, otra vez Pilar. Kilómetro 18 más sobrinos... como para no disfrutar.

Sin embargo, el cansancio era evidente desde el kilómetro 15. Le digo a mi hermano que lo acompañaré hasta la media y que luego me dejaré ir. Y efectivamente al acercarme a la calle de la Reina noto como mi ritmo baja unos segundos (muy pocos pero los suficientes como retrasar a Jorge). Llegamos a la media (1:45, no está mal teniendo en cuenta que hemos parado a mear) y Jorge empieza su carrera y yo me dejo ir y bajo unos 20-25'' mi ritmo tratando de sobreponerme al cansancio.

A partir de ahí, ritmo de veterano (de viejuno como dice alguno) y a tratar de disfrutar. Especialmente divertido en el kilómetro 30 en plena Gran Vía, una falla animando caracterizados de Juego de Tronos, con carteles haciendo referencia al Muro o el escudo de los Lanister con el lema cambiado a "un maratoniano siempre acaba sus carreras". Cuánto ingenio!

En el Kilómetro 32, el contador de kilometros dice que sonriendo duelen menos las piernas. Finalmente de vuelta hacia el centro donde otra vez esta todo el séquito de animadores (a los que se ha unido mi madre). A mi ritmo pero con buenas sensaciones.
En el Kilómetro 38 saludando
Los últimos kilómetros por Jacinto Benavente, convertido en un estrecho pasillo por los animadores (esto da mucho ambiente, pero en los últimos kilómetros donde los ritmos son tan dispares no es lo mejor) paso por delante del que fue mi colegio (y donde empecé a correr hace ya demasiados años). Me encuentro bien y decido subir el ritmo para acabar con buenas sensaciones. Meta en 3:45:05. No es una gran marca pero personalmente satisface mis expectativas.

Maratón número 37 completada
Y ahora un mes de descanso y rodajes placenteros, y en Enero de vuelta a la guerra, para preparar el que si Dios quiere será el número 38: Hamburgo. Salud y Kilómetros!