sábado, noviembre 22, 2014

Maratón Valencia 2014

Escribo esto con 25 maratones finalizadas en mis piernas. Una cifra que en si mismo no tiene nada, pero de la que me siento orgulloso.

Bueno, de todos los maratones se aprende algo y este no podría ser diferente, aunque luego os cuento...

El sábado tras un rodaje suave para quitar los nervios me acerque a la feria del corredor que instalada en la ciudad de las ciencias y las artes destilaba un ambiente excelente, aunque se queda pequeño y las aglomeraciones hacen dificil disfrutar de los diferentes puestos de la exposición. Pocas novedades y el único gadget que me compre unos colgadores para las medallas.

El domingo, rutina premaratón sin novedades, y en el coche para Valencia donde tras recoger a mi hermano Jorge (que mejoraría su mejor tiempo en 10km) hacía la zona de la salida. Aunque había quedado con José Vicente y amigos varios en la zona del guardarropía el desmadre existente (el maratón apunta maneras de grande, pero hace falta algo más que el dinero de Mercadona para lograrlo) hizo imposible encontrarse con nadie, así que directo al cajón de salida.

Despues de pensarlo mucho, mi idea era tratar de asaltar el 3:20 pero desde unos ritmos más estables que los que me proponía Josh. Así que cuando se dio la salida, sin prisa pero sin pausa a l kilometro 2 ya estaba en ritmo entorno a 4:40.

Sensaciones buenas, sin demasiado calor, los kilometros van pasando y llego al kilometro 10 en 47' largos y con rafagas de viento que empiezan a dar señales de querer complicar el asunto.

Así en el kilometro 12 llegando a la Alameda, y para protegerme del viento,  me incrusto en grupo de veteranos que llevan más menos mi ritmo y lo hacen de esa manera solida que sólo los kilometros dan.

En el kilometro oigo un grito y veo a Pilar (no habiamos quedado hasta el 28). Pasan los kilometros, como y bebo (el viento deshidrata) adecuadamente mientras que el viento se hace muy incomodo a ratos.

Paso la media maratón en 1:39:55 (un pelin más rapida de lo esperado pero dentro de lo razonable), y las sensaciones son correctas. El recuerdo de Chicago a estos ritmos y la pajara inmensa viene alguna vez a la cabeza pero me siento bien incrustado en el grupo.

Precioso montaje de una foto de mi espalda con la camiseta tapiera
Siento que el grupo empieza a ir a tirones y prefiero seguir mi ritmo. Pronto los vuelvo a coger porque rectifican ritmo pero siguen haciendo la goma y yo empiezo a sentirme flojo.

Kilometros 25 sin más se me viene encima todo y y pierdo 15'' por kilometro de forma inmediata, y aquí empieza el calvario.

Me quedo sólo tratando de minimizar daños, y del 25 al 30 aguanto el ritmo ligeramente por debajo de 5 el kilometro pero son unas sensaciones horribles.

Paso por la plaza del Ayuntamiento donde además de Pilar y los niños estan mi suegra y mi madre (una alegria, hace dos años no pudio por estar enferma). En el 32 me alcanza José Vicente que viene de menos a más, hablamos un rato pero estoy pasan uno de los peores momentos. De ahí al 35 los ritmos suben de forma inexorable y en el 35 me rindo y camino por unos segundos eternos.

Hay que acabar y se que tirando de oficio (25 maratones tienen que dar para eso) puedo hacerlo de manera hasta decente. Ritmo estable y casi de paseo. En el kilometro 38 paso por delante de casa de mis padres donde nuevamente esta todo el equipo de animadores. Desde allí sólo 4 kilometros por largos que se hagan.

Km.38 con la estatua del Cid al fondo, mientras aprieto los dientes
 La parte final esta plagada de gente animando, me encuentro a mi hermano que tambien me anima, y afronto los dos últimos kilometros como puedo. Llego a la cuesta que baja al rio para entrar en la ciudad de las artes y las ciencias con el vello de punta y ganas de soltar alguna lagrimita (esta visto que no hay manera de llegar en Valencia disfrutando). Bonita parte final para llegar en 3:32:54 que si bien lejos del objetivo inicial no esta tan mal.

Como os decía en todo maratón se aprende algo, en este lo he aprendido despues. Llegue claramente insatisfecho y jodido pero no fue hasta ver todas la fotos que me han hecho y las de la organización cuando me dí cuenta que no salgo sonriendo en una sola de ellas.

Si no sonries (hay momentos para todo en un maratón) haciendo lo que te gusta hay que pensarlo. Creo que para mi próxima maratón (Tokio en tan solo 91 días) lo voy a plantear de otra manera.

25 medallas colgadas en mi nuevos portamedallas


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