Hay pequeños retos (o no tan pequeños) cuya superación nos hace sentir bien, nos refuerza en nuestro camino por la vida a la vez que nos acerca a nuestros objetivos.
He de decir que en los últimos meses/año he encontrado esos retos en el deporte. De chaval me gustaba correr, y para mi edad no era del todo malo. Durante la universidad siempre hubo algo de deporte en mi vida (generalmente futbol, ¡dios mio! ¡qué mal jugaba!). Pero la vida profesional y su embriagadora intensidad me dejaron sin tiempo para practicarlo, lo que junto con mi natural afición al comer y mejor beber me dejaron en un estado de forma lamentable.
Desde finales de abril de 2005 me aficione a la bici de montaña, y tras un primer dia memorable en el que vomite desfondado a los 3 km. de recorrido el pequeño grupo de amigos que saliamos en bici nos marcamos un reto: subir al Tibidabo (512m) desde Sant Cugat por caminos de montaña antes de que acabase ese verano.
Fin de semana tras fin de semana, subimos en nuestras bicicletas para recorrer (cada vez hasta mas lejos) nuestro recorrido hasta el Tibidabo. Nombres que traen agradables recuerdos Can Borrell, Sant Medir, Font Groga.
Finalmente a mediados de septiembre (me hubiera gustado recordar el día) llegamos por primera vez al Tibidabo Borja, José Luis y yo. Habían pasado 4 meses y en el camino habia perdido 6 kg. La foto es lamentable pero la hicimos con un movil.
A partir de ahí nuestras subidas al Tibidabo o en grupo continuan (realmente en cuanto estas un poco en forma no es dificil y se disfruta muchisimo) pero quedan lejos de la sensación de gesta que tuve cuando contemple Barcelona desde el Tibidabo subido en mi bici por primera vez.
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