lunes, marzo 05, 2007

Articulos de Roger Roca el 3/3/07 y del 4/3/07 sobre el Maratón de Barcelona

3/3/2007 EL MARATÓN DE BARCELONA UNA CARRERA RELANZADA
Uno de los retos más importantes
Un total de 7.441 voluntades convergerán mañana en la salida de un maratón de Barcelona que cada vez crece más. Uno de los atletas más destacados explica en primera persona sus ilusiones.
• La carrera me colocará en mi lugar, como a todos, pero yo le regalaré todo mi esfuerzo

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El maratón de Barcelona
ROGER Roca
El gran día ha llegado! Semanas y semanas de esfuerzo, de trabajo diario sin descanso, recorriendo cada uno de los centenares de kilómetros con la mirada puesta en un día, el 4 de marzo, y en una ciudad, Barcelona. Disciplina espartana para lograr un sueño. Batallas diarias contra el cronómetro, la fatiga, el dolor y contra tu mismo. Algunas se pierden, pero muchas se ganan, y el resultado se marca en el rostro: las mejillas se hunden y los pómulos sobresalen, hundiendo unos ojos que delatan el cansancio provocado por horas y horas de recorrer caminos solitarios, acompañado solo por el rumor de un viento que dificulta los movimientos.Un buen amigo me decía que para triunfar en la vida debes seguir las tres pes: prudencia, paciencia y perseverancia. Para derrotar al maratón debes seguirlas al ciento por ciento: prudencia en tus objetivos y, sobre todo, el día del maratón, para no pasarte con el ritmo; paciencia en el entrenamiento, que a veces es pesado, y en la competición, porque un esfuerzo continuado de más de dos horas lo requiere; y perseverancia en la búsqueda de la superación diaria y la consecución de nuevos objetivos.LA GRANDEZAdel maratón radica en que puede tumbar al más fuerte y coronar al más humilde que, con determinación, se enfrenta a la prueba más dura del calendario atlético. Yo quiero ser este atleta humilde que con respeto, pero sin miedo, afrontaré este domingo uno de los retos más importantes de mi trayectoria deportiva. Hace poco más de un año decidí dejar un puesto de trabajo estable para arriesgarme a hacer realidad mis sueños. Escogí el camino más difícil, pero también el más enriquecedor. Soy inconformista, luchador y, dicen algunos, un poco testarudo, pero aquella frase --"Yo hubiera podido ser..."-- no me gustaría tener que pronunciarla. El Maratón de Barcelona me colocará en mi lugar, como sucede con todos los que se atreven a desafiarla, pero yo le regalaré todo mi esfuerzo y gran parte de mis ilusiones.Y CUANDOllegue al kilómetro 35, la fuerza del maratón hará crecer el temido muro. Las reservas de hidratos de carbono se agotan y te obligan a utilizar las grasas para seguir adelante; un combustible más duradero, pero menos eficaz. El agotamiento aparece y la mística de los 42.195 metros hace crecer la leyenda. El que se haya preparado bien encontrará el atajo correcto, pero el que no lo haya hecho escribirá su nombre al lado de aquel soldado griego, llamado Filípides, que recorrió la distancia que separaba la planicie de Marathon de la ciudad de Atenas para anunciar que el ejército ateniense había vencido a los persas en las Guerras Médicas.Pese a las dificultades, cada uno de los 7.441 corredores que este domingo se colocará bajo el arco de salida tiene un sueño. Para algunos será acabar; para otros, bajar de la mítica barrera de las 3 horas; y, para mí, el sueño es cruzar la línea de llegada parando el cronómetro en 2 horas y 12 minutos y pico, logrando de esta manera la marca mínima de participación para el Campeonato del Mundo de atletismo que se disputará a finales de agosto en Osaka (Japón).Pero, como soñar es gratis, también sueño en poder levantar los brazos en señal de victoria y ganar el maratón de casa nostra, el Maratón de Barcelona, que quiere ser grande; igual que yo.

NO PUEDO ESTAR TRISTE, Roger Roca Buff® Athletes - General

04/03/2007 - Suena el despertador. Son las 5.30 de la mañana. Me levanto rápido y desayuno mis cereales con yogurt. No estoy nervioso, pero sí concentrado. A las 7.30 llego a Barcelona. Algunos atletas populares se me acercan y me desean suerte. Pistoletazo de salida y empezamos a correr. Voy cómodo y empujando a las liebres que a ratos van un poco lentas. Medio maratón: 1.06.45, un poco más lento de lo previsto. Sigo con muchas ganas pidiendo más ritmo a las liebres. Kilómetro 25: me encuentro fenomenal. Voy a más y aumento la velocidad: ¡Lo conseguiré! Km. 33: empiezo a sentir calambres en las dos piernas. Se me contracturan los gemelos y los isquiotibiales, pero sigo adelante con la tristeza de saber que mi objetivo se escapa. Km 38: una rampa muy fuerte me convierte el isquiotibial en una pelota. Un dolor indescriptible me sube por todo el cuerpo y me destroza el alma. Me paro. Intento llorar y no puedo. Grito de dolor, pero sobre todo, de desesperación y rabia. Tanto sacrificio e ilusiones que se desvanecen de golpe. Tras unos estiramientos reanudo la marcha sufriendo. Fernando, mi entrenador, me dice que pare, que no me juegue una lesión importante. Lo siento, pero estoy en casa y no puedo defraudar a la gente. Km 42,195: Llego. Hundido muscularmente y vencido mentalmente. Intentando acelerar en los últimos metros, dos calambres enormes recorren mis muslos y en la meta me dejo caer. 2.16.31, marca personal pero muy lejos de mi objetivo. Aunque quiera, no puedo estar triste: el maratón me ha derrotado; no he conseguido mi objetivo de bajar de 2 horas y 13 minutos y tampoco he ganado la carrera, pero no puedo estar triste. He visto a mi familia y amigos corriendo como locos, chillando a pleno pulmón para darme su fuerza. He visto llorar de emoción a mi madre, orgullosa de su hijo. He podido abrazar a mi mujer al cruzar la línea de meta y he visto las caras de admiración sincera de muchas personas anónimas. La soledad del corredor de fondo se convierte en felicidad al sentirme rodeado de tanta gente. Sin ellos, todo este sacrificio no serviría para nada. Sin ellos, yo no sería. Gracias.

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