martes, abril 24, 2012

Maratón de Madrid 2012 o la venganza de Moctezuma

Este domingo en Madrid corrí mi 17ª maratón y nuevamente aprendí algo.
Como había comentado tras el gran resultado de Barcelona, mi interés en Madrid era correr nuevamente este maratón que me encanta y odio a partes iguales sin presión del crono, disfrutando y sacando partido de la preparación que había hecho para Barcelona. Con este objetivo en mente volé el viernes hacía Madrid.
Mi preparación tras Barcelona había sido adecuada, aunque la semana previa por motivos laborales la había pasado en Méjico DF y allí, además de traerme problemas intestinales,  sólo había podido rodar un poco en cinta. No obstante el sábado todo parecía pasado y me sentía confiado.
La feria del corredor estaba bastante interesante, aunque en cierta medida es un calco de la de Barcelona ya que a excepción de las tiendas locales los stands son los mismos, y el hecho de haberse incorporado a la serie de Maratones americanos “Rock and Roll series”  parecía avanzar una gran maratón.
Así amaneció el domingo, típica rutina premaratón, y a las 8:00 en la zona de llegada donde había quedado con un compañero para dejar las bolsas (personalmente, el dejar la bolsa en la llegada en vez de en la salida lo encuentro un poco incomodo) y dirigirnos hacía la salida.
La estrategia era clara: tratar de pasar en el entorno de 1:42-1:43 la media maratón para tranquilamente asegurar el  3:30.
Las 20.000 personas (13.000 del maratón y 7.000 del  10 K) abarrotaban la salida en el paseo de Recoletos perola salida por cajones y  los cuatro primeros kilómetros por la Castellana permiten correr a ritmo desde el primer momento sin sentir ningún tipo de agobio. En el kilometro 4 ambas carreras se separan y como en años anteriores los corredores de 10k aplauden a los maratonianos que seguimos afrontando los kilómetros hasta la plaza de Castilla.
La carrera va discurriendo con total normalidad y nuestro ritmo permanece constante y conforme a nuestros planes. La animación varía enormemente de unas zonas a otras y a pesar de que la carrera está salpicada de grupos de música que compiten por participar en la final en el maratón de las Vegas en diciembre hay zonas  muy desangeladas.
En el kilometro 15, empiezo a sentir molestias en mi estomago que no parecen importantes pero que con los antecedentes de la semana empiezan a preocuparme. Entramos en una de las zonas más bonitas de la carrera a mi entender: Fuencarral, Gran Via, Preciados, Puerta del Sol, Calle Mayor, Palacio Real…. Plagado de gente (aquí sí) que te ponen los pelos de punta.
En la media maratón, me encuentro a Pilar animando, y pasamos en 1:43 clavando los tiempos previstos y preparándonos para la segunda parte de la maratón. Mi estomago no acaba de arreglarse y cada vez noto más ganas de ir al baño, no obstante las fuerzas están intactas. Tomo mi primer gel.
Con José Vicente al paso por la media maratón 

En la casa de campo, uno de los momentos tradicionalmente duros , nuestro ritmo es excelente pero mi estomago empeora al tomar el segundo gel  y debo correr tratando de no hacer fuerza con los abdominales.
En el kilometro 30, justo antes de salir de la Casa de Campo veo unos lavabos portátiles y decido parar porque no aguanto más los dolores. Me despido de José Vicente y le deseo mucha suerte.  Cuando llego a los baños me encuentro que están ¡cerrados!! Con candados  por lo que no me queda más remedio “que tirarme al monte”. Mi cuerpo está totalmente descompuesto pero tras apañarme como pude regreso a la carrera. Me encuentro muy mejorado y enseguida recupero el ritmo de carrera.
Bebo y tomo otro gel (me da miedo deshidratarme). En el kilometro 33 me encuentro a Pilar a los niños así como a mis cuñados animando ¡qué alegría! Aunque el estomago empieza a avisar de nuevo.
En el km 33 con mi cuñado grabandome.

A partir de ahí vuelven los dolores y trato de mantener el ritmo aunque a partir del 35 los retortijones son constantes y bastante tengo con aguantar con dignidad. Pasada la cuesta de Toledo no aguanto más e inicio la búsqueda de un bar para poder realizar una segunda parada. Finalmente en el Km. 38 veo unos lavabos portátiles (estos abiertos) y me detengo varios minutos hasta que me vuelvo a encontrar en condiciones de correr.
Vuelvo a la carrera pero me noto débil (no he tomado más geles ya que está claro que me perjudican) pero mis piernas se sienten muy bien y soy capaz de mantener un ritmo digno pero suficiente para disfrutar la llegada a Atocha, la subida al retiro y la espectacular llegada en el Retiro: los 800 metros desde la puerta de carruajes hasta la meta están abarrotados de gente que te llevan en volandas.
Llegada, con los brazos en alto como marca la tradición, en 3:36:17 lo que vista la carrera puedo considerar un gran tiempo.
Y van 17.

Medalla (muy bonita por cierto) y a saludar a José Vicente que había cumplido el objetivo con un meritorio 3:25.
Una gran maratón, aunque personalmente esperaba más  animación de público y bandas en algunas zonas, con un recorrido muy exigente y una buena organización.
Ahora, con algunos aprendizajes importantes, a por el siguiente reto: el Intermon Oxfam trialwalker.

2 comentarios:

Carles Aguilar dijo...

Has hecho un muy buen Maratón, con molestias físicas incluidas y visita los WC, ese tiempo final es para estar más que satisfecho... Así que felicidades...!! y a recuperarse..

Javi Pintos dijo...

Madre que stress. Con lo que agobian esos retortijones y lo que joroba ver los baños cerrados.